Jamás pensé que mi obsesión por la fotografía fuera superada por algo más, hasta ese día que la conocí.
Era
mi primer día de escuela, entré al salón y de inmediato un rostro captó
mi atención. Era ella: pálida, ojos grandes, labios perfectos, cabello
castaño y ondulado, pensé que su rostro era ideal para una fotografía,
pero de pronto mis pensamientos fueron interrumpidos por el profesor:
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