Justino, un cantante de regadera y
habitante de una pequeña ciudad, se ha dedicado a cantar y tocar la
guitarra en el transporte público por años, no siempre ganaba mucho
dinero pero hacía lo que le gustaba; en ocasiones recibía monedas que no
tenían valor como dinero, poseían
grabados artesanales y aunque no podía comprar comida o pagar el
alquiler con ellas, las guardaba en un jarrón de vidrio azul.
Ahí
almacenaba también el efectivo de menor denominación, y cuando lo
consideraba necesario las separaba y las cambiaba en la panadería de
doña Rosita.
Justino vivía solo, no tenía hijos pero su... (Continuar leyendo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario