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Es viernes y son alrededor de las 17:30 horas, el día está soleado y hace bastante calor. En el edificio de la Universidad
Americana de Morelos (UAM) difícilmente encontré un alma. El lugar está casi
vacío.
Transcurridos unos minutos, escucho sus pasos
subiendo rápidamente las escaleras, conforme se acerca puedo observar
con claridad su semblante: es un hombre alto, de aproximadamente un metro 90, complexión mediana, tez clara, ojos, bigote y cabello obscuros, se le mira serio.
Guillermo Pantoja Maldonado explica que trabajar en la universidad le contagia la alegría de los jóvenes y le permite aprender de ellos, así como de los trabajadores, maestros y directivos. |
Llega a la cúspide de las escaleras y continúa su
camino directo a la oficina. Saluda, se sienta y entro tras él. El ambiente es
tranquilo y prevalece el silencio, apenas entrecortado por los gorjeos de las
aves que anidan en los alrededores. Camino hacia él y en cuanto nuestras
miradas se encuentran, me dice con una gran sonrisa:
- ¡Hola! Toma asiento.
- ¡Hola, buenas tardes! Gracias…
Es tanto el silencio que casi puedo escuchar los
latidos de mi corazón, ver mi propia mirada impaciente. Las manos me sudan y él continúa
observándome con esa sonrisa presente. Mientras le explico la razón de la
entrevista, no despega su mirada de la mía y escucha muy atento, parece estar
cómodo. Una vez expuestas las preguntas que se le iban a realizar, hay una
pausa y al poco tiempo suelta una gran carcajada.
- ¿Tú hiciste esas preguntas o el profesor las
realizó? Me pregunta.
- Yo las hice. Respondo.
- Son muy profundas, están bien realizadas.
En ese momento siento como comienzo a relajarme
después de escuchar las palabras de ese hombre exitoso. Recapitulo: Guillermo
Agustín Pantoja Maldonado, maestría en Educación por la Universidad
Autónoma de Fresnillo, maestría en
Administración Pública por el Instituto de Estudios Superiores en
Administración Pública de México, Licenciatura en Administración de
Empresas por la Universidad de Negocios ISEC y doctorado en Enseñanza Superior (Candidato al grado) en el Centro de investigación en Docencia y
Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM), con una formación académica muy amplia.
Comenzamos a conectarnos y el ambiente de trabajo
pasa a ser de confianza y amistad. Tal parece que nos hubiésemos tratado desde mucho antes.
Es el rector de la Universidad
Americana de Morelos, ha sido conferencista en temas como liderazgo, motivación y productividad, docente de licenciatura y maestría sólo por mencionar algunas de
sus vastas experiencias profesionales; cuenta que está a gusto con su trabajo y por ello le dedica de 1 a 2 horas adicionales.
Le apasionan la administración y la educación, y ha
tratado de combinar estas áreas a lo largo de su vida, tanto, que actualmente ejerce armónicamente en ambas y esto le enorgullece mucho, sobre todo porque considera que su
trabajo tiene un gran impacto en los jóvenes, pues es un convencido de que la educación sí
cambia a las personas.
A pesar de tener una gran experiencia laboral
continúa aprendiendo de todas las personas con quienes tarta a diario: jóvenes, maestros, y compañeros de
trabajo; considera que trabajar en una universidad contagia la alegría de
vivir y el optimismo que tienen los jóvenes estudiantes.
El silencio disminuye, la charla entra en su apogeo, sus manos se
mueven de un lado hacía otro enfatizando los rasgos más importantes de sus palabras, su confianza aumenta, su gran sonrisa permanece. Así, sin ningún problema comienzo a profundizar en su vida. “Si, he perdido momentos familiares por atender los
laborales, esto es porque la programación de los eventos familiares no
considera la dinámica laboral de toda la familia…”
Y aunque la carga de trabajo es mucha, el
rector está completamente satisfecho con su vida, en todos los aspectos: personal, laboral, familiar, sin embargo siempre mira hacia adelante. Reflexiona un momento y revela: "Si cambiaría una etapa de de mi vida". Y explica que le habría gustado disfrutar su juventud con más inteligencia.
Tener una familia unida y sólida, así como la
educación, son sus mayores motivaciones. Ocasionalmente reflexiona sobre su vida. Al rector le gusta escribir sobre sus experiencias y su persona. Pantoja
Maldonado es autor del libro de poesía Sentimientos, ha abierto su alma y la ha desnudado
ante las personas.
Las manecillas del reloj ya habían avanzado algunos
minutos y para despedirse el rector mandó un mensaje muy importante y profundo
a sus alumnos: "Actualmente vivimos en un mundo complicado. Cuernavaca es hoy una ciudad complicada como el resto de México, pero eso no debe ser motivo para perder la fe, para perder el optimismo. Creo que debemos refugiarnos en nuestros valores ante las distorsiones que presenta la sociedad, de modo que continuemos trabajando por tener una ciudad mejor, un país mejor y un mejor mundo."
"Vivimos en un mundo muy complicado, pero no debemos perder la fe en que podemos mejorar nuestro país." |
Y Pantoja Maldonado refiere la fe, comenta, porque es esa parte ajena a lo racional que otorga contacto con las propias emociones; al final hay que juntar ambas visiones razón y fe, afirma, para lograr la meta. Hay muchos ejemplos en el mundo: comunidades y personas que han remontado situaciones mucho más complicadas que la nuestra marcándo un camino.
Concluye sus palabras. Lo observo y le
regalo una gran sonrisa en muestra de gratitud. Me sorprendo porque siempre tuve una imagen de él como muy serio; pero conociéndolo a través de la entrevista se revela accesible y afable. Lo primero que viene a mis pensamientos es que es un hombre trabajador, firme en sus convicciones y tiene una positiva actitud hacia la vida, en suma, un líder muy fuerte pero de corazón grande
y noble.
Al atravesar la puerta de su oficina; este hombre,
padre de familia, hijo, esposo, amigo, hermano, rector y poeta, me ha dejado un
buen sabor de boca con la congruencia sus respuestas respecto a todas las áreas de su vida y su experiencia.
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