jueves, 24 de enero de 2013

El kmbio: De los mensajes a los mnsjs

Por Arturo Escajadillo Villanueva | 7o. de Comunicación sabatino


Nada es permanente
a excepción del cambio
Heráclito de Éfeso
 
 
Olix nta malegr dqsts conmig xq tqm bsos :-)
Si usted no entendió la frase que acaba de leer, es porque desconoce la forma de escribir de los jóvenes en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Actualmente, el servicio que más se utiliza en telefonía móvil es el de SMS (Short Message Service o servicio de mensajes cortos). A 20 años de su creación, es muy atractivo para los jóvenes puesto que es instantáneo, económico, los acerca a sus iguales y queda fuera del control de los adultos; les da independencia.
A los adolescentes, “su relación con el móvil les diferencia como un grupo social independiente en el que tanto el uso del código cifrado como la personalización del aparato sirven para reafirmar la individualidad del usuario y su pertenencia a un grupo determinado” nos dicen Elena Alonso, Manuel Perea de la Universitat de València en su ensayo SMS: Impacto social y cognitivo.
La utilización de las nuevas tecnologías, con las ventajas que ofrecen, forma parte de las prácticas juveniles de todos los días, a toda hora, provocando una curiosa simbiosis entre el teléfono celular y los muchachos, generando una serie de cambios sociales y culturales.  
Los SMS brindan a los usuarios jóvenes una mayor privacidad que el teléfono, hay una estrecha relación con sus pares, les da status, se sienten identificados, y ven a las nuevas tecnologías como una herramienta, un apéndice, un aliado, un complemento en sus relaciones sociales.
Sin embargo, este sistema de comunicación tiene un inconveniente: está limitado en cuanto al número de caracteres (160) que se pueden utilizar en cada mensaje. Es por ello que los jóvenes se han inventado una nueva lingüística textual basada en acortar palabras y la creación de representaciones con signos que expresan emociones (emoticones) para sintetizar al máximo sus mensajes en tan reducido espacio.
El uso abreviado del lenguaje es un signo de los “net-generation”. En su ensayo “Jóvenes y nuevas tecnologías, estado de la cuestión” Cristian Figueredo y Carmen Ramírez Belmonte mencionan que “Los jóvenes de hoy en día, han crecido prácticamente con estos avances y son las primeras generaciones que han experimentado un cambio en las costumbres, hábitos y actitudes”.
Un rasgo significativo de este cambio es la utilización de una serie de siglas para decir frases hechas, una especie de argot o jerga de internautas y de mensajes de texto cortos por teléfonos celulares.
Así, con menos caracteres se comunican más ideas.
De ahí, de los SMS, esta forma de escritura ha transitado al “chat” vía internet y a las cartas electrónicas, y de ahí al papel. Cada vez es más común ver a jóvenes escribir recados, cartas, apuntes escolares e incluso tareas con este “estilo”, y me temo que en el corto plazo va a ir ganando más espacios en la vida cotidiana. Los efectos de esta mala influencia, en un futuro cercano, serán catastróficos para nuestro idioma.
El español es una lengua viva, que está en constante movimiento y que día con día evoluciona: se eliminan algunos términos, se agregan otros más, se enriquece. Sin embargo en la actualidad está sucediendo un fenómeno que va en sentido contrario a este desarrollo.
Se está dando una involución lingüística textual entre los jóvenes de la era digital. Se está generando un cambio en la forma de comunicarnos por escrito. Se está deformando al castellano creando códigos de comunicación que nada aportan a la lengua y sí constituyen una disfunción gramatical.
En México, la Secretaría de Educación Pública, estableció en su sitio www.clicseguro.sep.gob.mx  la liga “Aki t dzimoz: ¿Cómo entender la forma en que escriben tus hijos?” con información extraída del artículo No entiendo como escriben los jóvenes en Internet, ¿Qué puedo hacer? escrito por Óscar Raúl Ortrega Pacheco, para la ONG Navega Protegido.
Es, nos dice la SEP, una “sencilla” guía para que los padres de familia puedan, más o menos, “descifrar” esta ciberhabla (o netñol, o webñol, como también se le conoce), que utilizan los “chavos”, con una explicación de las letras que sustituyen por otras, o las que de plano eliminan, complementado con algunos ejemplos de palabras o frases de “uso frecuente en servicios de mensajería instantánea” y algunas expresiones con caracteres, :-(.
Cuando estas tecnologías surgieron y noté el entusiasmo con el que los jóvenes se acercaron a ellas, pensé con optimismo que el género epistolar estaba por renacer. Y sí, la gente ahora  se comunica más por escrito, pero de una manera inadecuada y nada ortodoxa.
No hay respeto por nuestro idioma. Al escribir se olvidan de la gramática, las tildes brillan por su ausencia, la hache como si no existiera, ¡Palabras sin una sola vocal! ¡Han creado una serie de aberraciones lingüísticas!
Así, por ejemplo, por qué se convierte en xq, para en xa, mucha en muxa, guapa en wapa, chicos en xkos, no sé en n c, acerca en acerk, bien en bn, grax es igual a gracias, dnd es donde, kmbio es cambio, cuidenc es cuídense, com tas es ¿Cómo estás?, nta es neta, qpex es ¿Qué onda?, vdd es verdad, zper es súper, pda es borrachera o fiesta, y weno es bueno.
O peor: BFF significa “best friends forever” (mejores amigos para siempre), by es adiós, plis o xfa es por favor, to2 es todos y B7 es besitos.
Además de utilizar un “vocabulario” muy reducido.
Ellos argumentan la practicidad, la rapidez, la inmediatez; señal de la época y de la prisa con la que se vive en las urbes. Cuando se les cuestiona lo tachan a uno de anacrónico y de no entender la comunicación por las nuevas tecnologías. Quizá tengan razón.
El hecho es que los hoy jóvenes mañana serán adultos que seguirán usando esta forma de construcción lingüística, las nuevas generaciones la adoptarán y, lamentablemente, se convertirá en una práctica “normal”.
Aducen también la fugacidad de los mensajes. Aunque los SMS sean efímeros puesto que inmediatamente después de ser recibidos y leídos casi siempre son borrados, y no queda evidencia de ellos, esto no quiere decir que se exima al remitente de observar las normas gramaticales.
Nada justifica este atentado contra la sintaxis y la ortografía.
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Referencias
Aprender a ‘desescribir’, XIMÉNEZ DE SANDOVAL Pablo, El País, Madrid 2001
Clic seguro, SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA http://www.clicseguro.sep.gob.mx/archivos/Nueva_escritura.pdf
Jóvenes y nuevas tecnologías, estado de la cuestión, FIGUEREDO Cristian,  RAMÍREZ BELMONTE Carmen http://www.uclm.es/ab/educacion/ensayos/pdf/revista23/23_16.pdf
La jerga juvenil de los SMS :-), BETTI Silvia http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=226 
SMS: Impacto social y cognitivo, ALONSO Elena, PEREA Manuel


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