Si seguimos como ahora, la historia tomará su venganza
y
la retribución será justo la que merezcamos
Edward Murrow octubre
25, 1958
Empezaré diciendo que me
parece un gran acierto el que hayan filmado en blanco y negro, con una estética
de documental, y que mezclaran pietaje original de la Columbia Broadcasting System (CBS), en este film que narra
un episodio poco conocido acerca de la intolerancia “macartista” y la libertad
de expresión, en una época en que la incipiente TV estadounidense no asumía una
posición crítica, y era sumisa al sistema.
See it now, controvertido
programa de análisis, alza la voz y cuestiona seriamente las persecuciones producto de la paranoia anticomunista de Joseph McCarthy en el senado de Estados Unidos.
Edward Murrow, periodista prestigiado
y respetado, con una larga trayectoria, pionero en el manejo de la información noticiosa por televisión, protagonizó este enfrentamiento con el poder. El título de la película se
debe a la frase con que el conductor despedía el programa: “Buenas noches y
buena suerte”.
De manera objetiva, al
periodista le bastó presentar las declaraciones del senador, los acusados y
algunos participantes en las reuniones del comité para evidenciar la injusticia
que se cometía contra un miembro del Ejército. Así nacía el periodismo
televisivo comprometido con la sociedad, la verdad, el derecho a la información, y la libre expresión.
La CBS ofreció a McCarthy
hacer valer su derecho de réplica; espacio que el senador utilizó, para denostar
e infamar al periodista, golpetear a la televisora y acusarlos de tener
intereses comunistas, como era su costumbre con todo aquel que no estuviera de acuerdo
con él. Me parece genial el no utilizar un actor que interprete al senador,
sino imagen documental de archivo.
Con rigor periodístico y
argumentos sólidos, Murrow logró influir en los miembros del comité, y pudo
cambiar el rumbo del tribunal que presidía McCarthy. Incluso corrió el rumor de
que el Ejército pediría al senado cuentas sobre la actitud inquisidora del
senador republicano.
Al final, la televisora no
aguantó la presión de algunos políticos y de varios anunciantes que le retiraron
su publicidad, no sólo al programa sino también a la estación, y primero lo quita
del horario estelar y lo manda al domingo por la noche, para finalmente sacarlo
del aire. Antes de que eso ocurra sin embargo, Murrow agotará hasta el último segundo de la serie para confrontar a
McCarthy y su cacería de brujas.
La película es una obra
maestra que nos muestra esta historia acerca del poder del periodismo por
televisión y lo incómodo que puede resultar para los políticos antidemocráticos
que abusan del poder. Todo esto entrelazado con historias paralelas: el
suicidio del presentador de noticias Don
Hollenbeck, la política laboral que no permite matrimonios entre los
trabajadores de la corporación, y las cadenciosas secuencias de versiones de
canciones clásicas de jazz interpretadas por Dianne Reeves (que supongo pertenecen al catálogo de Columbia Records).
Hay que conocer el pasado, para
entender el presente y construir un mejor futuro.
La intolerancia del senador republicano que justificaba el linchamiento de supuestos
comunistas, argumentando con injurias y mentiras “la maldad de fuerzas oscuras
que buscan la desestabilización de la nación” hoy la podemos encontrar teniendo
como blanco a presuntos terroristas, o incluso a miembros de “Yo soy 132”. El
recurso del miedo.
Estoy de acuerdo con la
crítica que hace Murrow a la TV en el magnífico discurso con el que abre y
cierra la película. Por supuesto que la televisión es mucho más que un recurso
para entretener, divertir y enajenar: “Este instrumento puede enseñar, puede
iluminar, incluso puede inspirar, pero solamente puede ser una extensión si los
seres humanos deciden usarlo para lograr esos fines”.
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