viernes, 30 de octubre de 2015

Micquixtli UAM2015, un viaje al Mictlán


Hubo de todo ayer en el #MicquixtliUAM2015 muertos vivientes, esqueletos danzantes, catrines y catrinas solos o en parejas, una muerte-bailarina con la guadaña presta, algunos personajes históricos y/o artísticos escapados de sus tumbas, mucamas diabólicas, científicos desgarrados pro sus propios experimentos y muchas otras linduras de las tradiciones de muertos de México y el mundo interactuando con sus frías sonrisas.

Llegar al lugar de la celebración fue como bajar al Mictlán, donde los descarnados van y vienen en complejas e indescriptibles actividades. La escalera descendía hacia la oscuridad, los lamentos, las miradas extraviadas o enloquecidas, el perfume de copal saturando el aire, al fin que los muertos no respiran, pero yo estoy vivo, creo.

Los cuerpos de los caminantes se observan de aquí para allá levantando ofrendas a sus muertos mayores; admirándose mutuamente el hueso alineado, la purulenta llaga, el miembro desgarrado, los ojos sin iris; algunos más levantan tzompantlis en las paredes del recinto esperando añadir las cabezas de sus enemigos caídos en guerra.

Uno se mueve entre ellos como el que más, ni menos muerto ni más vivo, y los ve celebrando el concurso de sus ofrendas, la competencia horrísona de sus alaridos y sus atavíos, les ve bailar descoyuntados por la putrefacción propia del mundo de Hades, de Mictlantecuhtli, de Perséfone, de Osiris y les deja hacer, pleno de admiración por la vibrante comunidad que ostentan, por la lúcida camaradería del sepulcro.

Se arrancan los cráneos con las manos, mudan de atuendos, devoran las ofrendas y se ríen y bailan estentóreamente seguros de una estética que escapa a mi razón, aún intacta y sin gusanos. Cuando se instalan mesas con jueces para sumarios juicios del trabajo de los muertos, me parece que lo he visto todo y pienso en marcharme.

Pero no. Afuera sólo espera el seol, la gran sepultura de la humanidad. La tumba colectiva descubierta y descrita por los hebreos, esa que nos guarda y que madura nuestros huesos en esta piedra que gira en torno de una estrella perdida en el horror del espacio infinito.

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