(5o. semestre, Comunicación UAM Sabatino)
Amorcito corazón, yo tengo tentación de un beso (suena el chiflido) te remontas al blanco y negro, el carpintero del
barrio cantando a su “chorreada”…. Que se
pierda en el calor de nuestro gran amor, mi amor… se funde la escena en la memoria colectiva de millones de
mexicanos que al menos hasta la década pasada tienen referencia de la cinta, primer entrega de la trilogía del director
Ismael Rodríguez que llevara al inmortal actor Pedro Infante a convertirse en
un icono en nuestro país: Nosotros los pobres.
Solo como mera
referencia, el párrafo anterior arroja la pregunta: ¿Fue Pedro Infante un líder
de opinión? La respuesta es contundente: Sí.
Se convirtió en uno al hacer suyas las expresiones, actitudes, lenguaje y otras
características del joven del barrio en los años 50 en su interpretación de
“Pepe El Toro”. El ingrediente secreto fue la identificación que el pueblo
observó en el personaje de Pedro Infante.
Hoy la evolución
social nos advierte de una modificación también en los prototipos y modelos a
seguir; de ahí que los llamados “Lideres de Opinión Publica” (LOP´S) tienen que
ser sensibles al medio en el que se encuentran y saber cuáles son las
necesidades de un auditorio cada vez mas exigente, globalizado e influenciado
al cien por ciento por tendencias anglosajonas que se alejan mucho de la figura
de arraigo nacional que planteaban los personajes de Nosotros los pobres.
Allá por el año de
1973, un visionario hombre observó la necesidad de crear esos esquemas de
identificación, que no obstante al paso del tiempo siguieran vigentes, se
trataba de observar las necesidades de la población y tender puentes de
comunicación con el gobierno, que en la mayoría de las ocasiones es
sistemáticamente insensible a la realidad que se vive en las calles y de ahí que
omite atender las carestías del pueblo.
Esa insensibilidad mostrada
por los mandatarios una vez que llegan al poder es lo que Don Jaime Morales
Guillén, fundador hace 38 años del programa de radio y hoy que también se
transmite en televisión: Línea Caliente, buscó erradicar a través de la formación
de comunicadores que no sólo se limiten a ser el vehículo de una noticia o
gestión social, sino que vayan mas allá, que busquen esa tan llevada y traída
aceptación social, que detecten las carencias y bondades de una situación
especifica y que con un criterio uniforme puedan fijar una postura sobre un
tema que sea multiplicador persuasivo, siempre enfocados a las “causas nobles”.
En suma, Don Jaime
pensó (estoy seguro) en crear Líderes de Opinión. Pero ¿cómo encontrar el
perfil adecuado para tan enorme responsabilidad?
El solo hecho de
hablarle a un micrófono implica sortear el primer obstáculo, una vez dominado
el escenario el paso siguiente es definir cual es el tono persuasivo más
adecuado para llegarle al auditorio, aprender a escuchar es básico, sin embargo
considero que la etapa mas importante en la consolidación de un LOP`S es
entender la necesidad de la gente y tratar de ponerse en sus zapatos, lo que
significa pisar el lodo de una calle que no ha sido pavimentada o caminar en la
noche en una calle obscura e insegura por la falta de alumbrado público e
incluso ser testigo muchas veces de la desagracia de una inundación o desastre
natural.
No me gustan las
comparaciones, no son validas desde mi punto de vista porque cada quien puede
desempeñar como prefiera la función que hoy nos ocupa de manera muy sencilla
analizar, puede ser desde el escritorio, con las bases teóricas o haciendo uso
del cúmulo de conocimientos que le da ser un especialista en determinado rubro
o tema, por ejemplo, un doctor en derecho es una voz calificada para hacer una
critica a las determinaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
No obstante, para
Línea Caliente, el líder de opinión debe ser siempre de carne y hueso,
apasionado y conocedor de que un medio de comunicación siempre debe resaltar su
vocación social, no manipular para corromper, si no persuadir para mejorar e
incluso para fomentar valores como la solidaridad.
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